Entró en una habitación oscura

Entró en una habitación oscura. Les oyó moverse. Y reír. Recibió una lluvia de mordiscos. Le arrancaron centímetros de carne en las piernas y en los brazos. Luego lo sacaron de allí a empujones. A la mañana siguiente, se había convertido en uno de ellos: podía ver en la oscuridad, y reía, y también mordía.