Ombligos

Ombligos. Centros cósmicos. Canales de comunicación entre el mundo de los vivos y el de los zombis. Sangre que fluye de la madre, alimento zombi. Dos águilas, una de pico blanco y otra devuelta a la vida como un no vivo, vuelan en direcciones contrarias. Cada una llega por su camino al final de todo lo que existe. El centro de la línea imaginaria que une a esos dos pájaros está en esta habitación: es el milímetro que separa mi piel zombi del ombligo de Vera.

Acto IV de La Bohème Zombi

Acto IV de La Bohème Zombi. En una buhardilla bastante cochambrosa, Marcello y Rodolfo lamentan la pérdida de sus respectivas amantes. Entran Schaunard y Colline, otros dos bohemios muy pobres, y los cuatro se ponen a berrear. Los cuatro muertos de hambre parodian un delicioso banquete, cantando y bailando. Musetta entra en la estancia. Le acompaña Mimí, que está para el arrastre. Rodolfo y Mimi recuerdan tiempos felices. A continuación, todos rodean a la mujer enferma de tuberculosis y se la comen. Rodolfo, lleno de remordimientos, grita: ¡Mimí, Mimí! Cae lentamente el telón.

Bueno

Bueno, todos apoyan públicamente a nuestro líder, pero sí, es cierto, lo han hecho, los territorios vecinos han cerrado fronteras. Bueno, no estamos proscritos, pero no nos dejan emigrar, y devuelven a los que tratan de huir. Bueno, nadie cree en zombis, pero parece que los soldados, me refiero a los de los otros países, llevarán esas nuevas lentes de detección zeta.

Areolas

Areolas de mujer. Circulares, islas hiperpigmentadas que se encrespan cuando las rozo con mis dedos zombis o cuando soplo en ellas con suavidad. Se dilatan y me desbordan, saltan por encima de mí. Los pezones, en el centro de aquella piel oscura, apuntan hacia lo alto. Endurecidos como columnas, traspasan el techo de la habitación y siguen ascendiendo. Me agarro a ellos para no caerme, ya que en el vacío, entre las estrellas, siento vértigo.

Levántate y anda

Levántate y anda. Con esas tres palabras, Lázaro fue devuelto a la vida por el mismísimo hijo de Dios. Y esas tres palabras conforman desde entonces el primero de los diez mandamientos zombis.

Una lista de personas

¿Una lista de personas asesinadas? Cuando encuentren los cadáveres, nos podrán acusar de algo, mientras solo son desaparecidos, dijo nuestro líder. ¿No creerán que somos zombis y que nos los hemos comido?, preguntó para concluir. Los periodistas llegados de todas partes rieron la ocurrencia.

Uñas

Uñas zombis: muertas, endurecidas, callosas, adheridas a la piel por una estrecha cutícula negra, con una media luna en la base que no es blanca, sino roja, y un cuerpo ungueal fibroso que nunca crece y por tanto no hay que cortar. Al contacto con las uñas blancas de Vera, las mías vuelven a la vida. Crecen tan rápido que nos rodean: primero a ella, luego a mí, unos minutos más tarde al colchón, y a la habitación en la que descansamos, y a la casa, y por último, a la Tierra.

Si no recuerdas

Si no recuerdas la más ligera locura en la que el hambre te hizo caer es que no eres un zombi.

Imponer la paz

Imponer la paz zombi por la fuerza, es decir, conducir a la guerra contra los zombis, ya que la expansión del modelo democrático implica que la guerra contra los zombis es un ejercicio de gobierno internacional. Aunque la intervención fue recibida con rechifla, el que se atrevió a decir eso en Naciones Unidas ya es historia. Desapareció en el lavabo. Entero. Ni siquiera hay manchas.

Párpados

Párpados zombis. Se deslizan con suavidad sobre el ojo, lubricados por una sustancia esponjosa. Cubren las córneas con sus membranas y músculos flexibles. Primero se acuestan, y luego se levantan y saludan a los párpados de ella, lubricados por glándulas vivas que producen un sebo de sabor dulce. Como los iris de un zombi y de una mujer no se soportan demasiado, los párpados de ambos prefieren cerrarse y que la imaginación haga el resto.

Tito Andrónico

Tito Andrónico, escrita en 1593. Demetrio y Chirón primero violan a Lavinia, la hija de Tito, y luego le cortan la lengua y las manos. Acusan falsamente a los hermanos de Lavinia de la atrocidad, y también de un crimen que no han cometido. A Tito le prometen clemencia si se corta una mano. Aunque Tito se mutila, recibe un paquete con su mano y las cabezas de sus hijos. Definitivamente, Shakespeare era un zombi.

Un vídeo

Un vídeo emitido por casi todas las cadenas del mundo muestra imágenes del matadero de humanos. Las reacciones no se han hecho esperar: eso es un montaje, eso no está pasando, nadie en su sano juicio haría algo así, eso es falso cine snuff, no existen los zombis...