Uñas

Uñas zombis: muertas, endurecidas, callosas, adheridas a la piel por una estrecha cutícula negra, con una media luna en la base que no es blanca, sino roja, y un cuerpo ungueal fibroso que nunca crece y por tanto no hay que cortar. Al contacto con las uñas blancas de Vera, las mías vuelven a la vida. Crecen tan rápido que nos rodean: primero a ella, luego a mí, unos minutos más tarde al colchón, y a la habitación en la que descansamos, y a la casa, y por último, a la Tierra.