Qué no debí hacer

Qué no debí hacer: ser rendidamente obsequioso, parecer demasiado sensible, hablar de sentimientos sin hacer absolutamente nada para demostrarlos y venderme mucho.
La prostituta de treinta euros no tuvo compasión a la hora de retratarme. Como si conociera de qué iba mi historia con Vera. Al menos hasta aquel momento.
Rectifica, dijo, aún estás a tiempo. Demuestra que tienes agallas. La próxima vez tráeme un brazo de ella.

Me hizo el favor de explicármelo

Me hizo el favor de explicármelo: Unas veces nos portamos como corderos y otras como leones, y ellas igual, seguro que las conociste de todas las clases, al principio todos somos tiernos, después espabilamos.
Antes de comérmelo, di por terminada su clase de psicología con una lección zombi: al principio nos molesta el que huele mal o dice demasiadas tonterías, pero después nos damos cuenta de que toda la carne sabe a lo mismo.

la cosa va de limpieza

La cosa va de limpieza. Este decía: Todas van a por esos que pillan todo el cacho que pueden, los putos flipaos con gafas de pastillero que nunca invitan ni son amables, pero luego me llaman a mí para contarme lo cabrón que ha sido el tío de turno.
Ya que hay que comer, mejor quitar de en medio también a estos. La última frase del llorón fue: ¿Por qué a mí, por qué a mí?

El de las frases hechas

El de las frases hechas: hay una sintonía única entre nosotros, tú eres mi vida, no puedo pasar el resto de mis días sin ti, etecé. Le iba bien. Pero nos daba mala fama a los demás, a los que creemos que vamos en serio. Lo busqué. Lo encontré. No podía ser de otro modo. Frases hechas hasta el final: no, por favor, por favor, no, no.