Cómo puedes quedarte tan tranquilo

Cómo puedes quedarte tan tranquilo. Es que no lo entiendo. Debemos hacer algo. El mundo se lo quedarán los más animales. Algunos de nosotros no somos así. Es necesario mantener un equilibrio, guardar ciertas distancias, seguir en el anonimato. ¿No te parece? Di algo, por Dios.
No respondí. O sí lo hice. Repetí que yo habitaba un Universo Zombi Con Auténtico Sentido. Dormía dentro de un barro caliente y profundo, dentro del mismísimo fuego, y todo lo que había alrededor estaba oscuro y permanecía invisible.
Cada uno tiene su modo de ocultarse, y ese es el tuyo, dijo mientras negaba con la cabeza.

Ahora

Ahora eres uno de los nuestros, tú, que das dentelladas al aire como si quisieras atrapar mosquitos, ahora que nada tienes que decirle a la muerte, ahora que hace calor y tienes cinco años.

Esquizofrenia

Esquizofrenia. Es de noche y oigo gritos de los que ya no se esconden y muerden bajo la luz de las farolas, y al mismo tiempo sigo dormido, y en ese territorio que me pertenece, mi cuerpo está dentro del cuerpo de Vera y me gusta lo que siento. La noche es sucia, llena de miedos y también de bilis y de páncreas en las bocas de los que han salido de cacería, y al mismo tiempo mi sueño besa sus labios firmes, los de Vera, tan rojos como la sangre, y me gusta, aunque sé que esa parte de la noche es una mentira.

Las bandas

Las bandas corren y gritan los estribillos de las canciones de Z Pop. Los vecinos echan las persianas porque nadie quiere verlos. Las bandas dominan las calles de los suburbios y los que se cruzan con ellos tienen mala suerte. A unos les clavan sus dientes en los traseros y en los brazos y en las pantorrillas y se transforman y se unen a ellos, y a los otros los devoran como el que respira y suelta un hipo. Las bandas hacen que tiemblen los coches, doblan los semáforos y derriten las aceras y cada vez son más numerosas.

Entró en una habitación oscura

Entró en una habitación oscura. Les oyó moverse. Y reír. Recibió una lluvia de mordiscos. Le arrancaron centímetros de carne en las piernas y en los brazos. Luego lo sacaron de allí a empujones. A la mañana siguiente, se había convertido en uno de ellos: podía ver en la oscuridad, y reía, y también mordía.

Cómo puedes ser feliz

Cómo puedes ser feliz en un mundo que se hunde. Cómo te atreves a disfrutar mientras todo se desmorona. Cómo puedes ser tan egoísta. Las recriminaciones de Sebastián me entraron por un oído y salieron por el otro. Yo volví a contarle lo del efecto del calor en mi piel y en la de la mujer zombi que había a mi lado. El sol. La luz. Mi escondite zombiperfecto. Eso es lo que importa. Él se enfureció aún más.

Lo que era un secreto

Lo que era un secreto dejó de serlo. Unos pocos sabían de nuestra existencia. Otros no querían darse por enterados y cerraban los ojos. Pero todos intuían que estamos aquí.
Sus mensajes eran primitivos, obscenos, y llegaban a todo el mundo. Pechos y muslos cortados se asaban en una parrilla. Ketchup en unas cuencas orbitarias vaciadas. Mayonesa en los orificios nasales. Ensaladeras de dedos aliñados con perejil, aceite de oliva y ajo. Z Pop se empeñó en arrancar todas las vendas. Y lo hizo a lo grande.

Unas fotos

Unas fotos colgadas en Internet escandalizaron a los acupuntores. En la primera de ellas aparecía un humano al que le habían clavado cientos de tenedores con puntas de anzuelo por toda la anatomía. Las siguientes mostraban lo que iba quedando de él conforme unos zombis los desclavaban.

El vídeo de Z Pop

El vídeo de Z Pop mostraba a un zombi arrancándole la piel a un niño y a una niña. Cuando había terminado de desollarlos, los untaba de miel. Por último, destapaba un panal de abejas zombis. Quien desencadenó la polémica fue Mielrica. El nombre de la marca comercial no se veía bien en el vídeo, patrocinado por esa empresa humana.

La guerra la desencadenó

La guerra la desencadenó una estupidez. Como siempre. En nuestro caso, la gota que hizo rebosar el vaso que se había llenado de mala baba fue un disco de Z Pop: Insane World Human Infected / ZombiZombi Free. Rómpele los brazos, bébete su sangre, cauteriza las heridas y vuelve a acostarte con ella es el estribillo de una de las canciones.