Historia de Cualquiera

Historia de Cualquiera: naces, embadurnado en sangre, sientes frío, te palmean, lloras, mamas, comes, duermes, juegas, y un día te sientes confundido, te quemas, desconfías y discrepas, pero acabas entregándote, vas a estallar de lo que te arden los dedos, luego intimas, confías, aunque ya no te abrasas, por último te tranquilizas, aceptas, comprendes, te arrimas a las ascuas que aún quedan, y un buen día te encuentras conmigo por azar, sientes frío, te embadurno en sangre, mueres.

Historia de Gurqui

Historia de Gurqui: un zombi que se enamoró del póster de una actriz. Estaba colgado en una habitación, enfrente de donde él vivía. Llegó a cantarle serenatas. Así, como suena. Ni siquiera se trataba de que se hubiera encaprichado de la comida. Era peor. Adoraba esa fotografía en concreto, no otra. Cuando el que allí vivía se deshizo del póster, Gurqui cruzó la calle. Los vecinos aún recuerdan los gritos.

Historia de Cucucho

Historia de Cucucho. Va de un no vivo que se fija en un filete. Otra historia como la mía. Formamos una comunidad, al estilo de Alcohólicos Anónimos o Trankimazines Anónimos. Su caso es distinto. Sentía adoración por un gato. Un día, unos chavales colgaron al animal de un árbol, lo rociaron de gasolina y le prendieron fuego. Una diversión como otra cualquiera. Cucucho lloró mucho, pero eso fue después de decorar el mismo árbol con los chicos, colgados de la misma manera y bañados en el mismo combustible.