Un hecho histórico

Un hecho histórico. Unos zombis mordieron a unos cruzados. Los transformaron en no vivos a los pies de una atalaya. Otro mordió a un soldado que orinaba sobre la escultura de una virgen. Y otro a un judío converso que había pintado la espalda de cierta torre. Rodearon a un árabe que amenazó a todos en siete lenguas diferentes. Antes de que lo despedazaran, dijo algo sobre los miserables que deambulábamos sin memoria por calles enclaustradas. Estábamos hechos del material deleznable que consume las fachadas antiguas.

Una pesadilla

Una pesadilla. El agua de un río desbordó los márgenes. Destrozó el entibo de un puente y hundió el arco. Anegó un molino. Unos perros se ahogaron. Un viejo también se ahogó. El cielo, entonces, se llenó de nubes. Poco después empezaron a llover muertos en vida. Se estrellaban contra el suelo, hacían pedazos los tejados, chocaban contra las personas y las hundían. Huesos blancos. Tierra roja y charcos rojos. Todo lo limpió el agua.

Odiaba construir ataúdes para niños

Odiaba construir ataúdes para niños. Los hacía de mala gana. Los llamaba fruslerías. A mí una vez me insultó y casi llegó a pegarme.
Odiaba construir ataúdes para niños. Se distanció de su esposa y de su otro hijo. Trataba a todos con rudeza. (Yo le mordí, pero demasiado tarde, no había nada que hacer, ni siquiera sería un zombi).
Odiaba construir ataúdes para niños. La nostalgia se volvía insoportable cuando recordaba.

No lo he dicho

No lo he dicho. Vera es escultora. Y se ha vendido, como ella dice. Guarda sus obras en un trastero. Diseña mecheros, bolígrafos, juguetes. Los encargos le dan de comer. Como cualquiera, necesita dinero. Vera, no te amargues. Yo también esculpo en silencio. Mi escultura está escondida en un altillo. Le doy forma mientras pienso en ti. Un amasijo sin forma concreta de huesos, piel y tendones, amontonado en una base de cuatro por seis metros.

Descolocado

Descolocado. Completamente descolocado. Vera, de pronto, deja el periódico y suelta: El arte desvinculado de la maestría, vacío de contenido, un sello estampado, una marca.
Pensé por un momento que se refería a mí (el extraño y sugestivo decorado que dejé en la pared de cierto dormitorio es noticia). Sí. Apliqué algunos principios de las artes plásticas: claridad, belleza, sencillez, concisión. Aunque según el escandaloso periodista, no lo hice bien.