Suena un teléfono

Suena un teléfono. Da igual dónde. Ni de quién sea. Ni lo que quiere quien sea que llame. Uno, dos, tres timbres, y salta el machacón estribillo, el que está en todas partes, el de la canción de moda: algo acerca de un humano muerto y un zombi feliz, y luego un grito largo y agudo.

J. S. Bach

J. S. Bach se puso guantes negros para componer una misa de zombis. Según la nueva biografía oficial de Bach, los no muertos se levantaban al escuchar el Agnus Dei.

Cómo puedes estar tan ciego

Cómo puedes estar tan ciego. La mujer zombi de la que hablas es como todas. Te engatusa. Escúchame. Son unas lagartas, sin excepciones. Las que van de tigresa y las que van de mosquita muerta. Todas.
Sebastián intentaba hacerme entrar en razón con ese nuevo argumento. Él es un soltero impenitente. Nunca me lo ha contado. Le da vergüenza. Pero sé que cuando era joven, le hirieron. Desde entonces tiene la cabeza fría y las ideas muy claras.

La casilla

La casilla que hay que marcar en la Declaración de Hacienda es la contraria. Antes sufragámos los sueldos y la asistencia médica de la Iglesia del Cielo Eterno. A eso se destinaba el 70% de lo recaudado. El 30% restante era para fines sociales. Ahora, en lugar del sostener a feligreses con ideas antizombis, mantenemos el aparato publicitario de Z Pop.

El Cardenal

El Cardenal de La Iglesia del Cielo Eterno hizo unas declaraciones rotundas. Esta sociedad está enferma. La causa del mal es la nueva normativa que recomienda retirar los crucifijos de los edificios públicos. El nombre de esta nueva enfermedad es Cristofobia Zombi.
Fijarlo en una cruz y luego devorarlo habría convertido al Cardenal en un mártir, de manera que Z Pop ordenó a los miembros de una de las bandas que se limitaran a mordisquearle las pantorrillas. Un día después el Cardenal se había transformado en uno de los nuestros y atacaba con más rabia que nadie a sus antiguos feligreses.

Instrucciones sobre bioética

Instrucciones sobre bioética: la Iglesia del Cielo Eterno pretendía cerrar el debate sobre la curación de los zombis con el siguiente argumento: como no hay un tratamiento efectivo, debían exterminarnos. Ya hemos puesto nosotros los puntos sobre las íes con un artículo titulado Dignitate Zombi. Feligreses del Cielo Eterno: no necesitamos curación porque no estamos enfermos, comemos lo que nos gusta, feligreses del Cielo Eterno incluidos.

El primero de la lista

El primero de la lista: la Iglesia del Cielo Eterno. La lista es más numerosa cada día porque los enemigos del pueblo zombi son incontables (de hecho, yo ignoraba que tuviéramos tantos, pero Z Pop me ha abierto los ojos). Las recomendaciones son claras: primero, encerrar a los creyentes en sus sagrados recintos; luego, saltar sobre ellos y darse un festín.

Cómo puedes oír eso

Cómo puedes oír eso, me pregunta Sebastián. Se refiere a uno de los discursos de Z Pop. Esto es lo que dice nuestro líder: Los zombis no vamos a desaparecer. Todo lo contrario. Nuestro número va en aumento. Nos llaman bárbaros. Nos acusan de inmorales. Pero no vamos a tolerar más mentiras. Ellos son el cáncer. Gritad conmigo. Ellos son el cáncer.

Ajedrez zombi

Ajedrez zombi. Las figuras blancas son las de siempre, rey, reina, álfil, caballo, torre, peón, y se mueven como siempre. Las negras, en cambio, son todas exactamente iguales y se desplazan del mismo modo: parecen álfiles y avanzan a la vez de casilla en casilla hacia el otro lado del tablero, con constancia y sin misericordia.

La premisa es la misma

La premisa es la misma en todos los juegos que Z Pop lanzó al mercado: cámara subjetiva, primera persona, varios tipos de humanos rabiosos que intentan descabezarte y toda clase de dientes fuertes y sanos con los que cortar, desgarrar y masticar, además de un botiquín de dentista.

Human Horde

Human Horde. Vives aislado, en una granja. Los humanos intentan entrar. Por las ventanas. Por la puerta. Por el coqueto tejado dos aguas que con tanto esfuerzo instalaste. Incluso están cavando un túnel, para poder llegar a ti desde abajo.
Es otro juego: trata de destruir la mayor cantidad que puedas de esos inmundos invasores antes de que sea demasiado tarde.

Los humanos se han escapado

Los humanos se han escapado y han invadido la ciudad. Tú y tu boca zombi debéis acabar con todos.
Lo más curioso de este juego es que lo venden para las consolas de los niños, no para las de los zombis.