Suena un teléfono

Suena un teléfono. Da igual dónde. Ni de quién sea. Ni lo que quiere quien sea que llame. Uno, dos, tres timbres, y salta el machacón estribillo, el que está en todas partes, el de la canción de moda: algo acerca de un humano muerto y un zombi feliz, y luego un grito largo y agudo.