Anatomía Cinco

Anatomía Cinco: en el fondo, nunca creí que fueras un zombi. Temía lo que me hacías sentir. Temía lo nuevo. Temía arriesgarme. Temía que alguien me volviera a hacer daño. Por eso dejé pasar tantos momentos que podíamos haber vivido de otra manera. Me guié por las apariencias y por los consejos de quienes te tenían un miedo parecido al mío.
Después de confesar eso, la chica rompió a llorar, pero no porque los zombis estuvieran a punto de abalanzarse sobre ellos. Cerró los ojos y vio la tierra roja, y un cielo manchado por nubes negras de puntas afiladas como estalactitas, y en algún lugar de esa tierra roja, estaban ellos, acostados, cubiertos por una hierba blanca que no era nieve, y luego no vio más.

Nudillos

Nudillos zombis. Están despellejados, de tanto pelear. No han salido del cascarón, son demasiado jovenes. Nunca han vivido su vida, y se les nota. Con el tiempo, creo que los nudillos madurarán. Lo verán todo de otra manera. Pero hasta entonces, seguirán rompiendo barbillas humanas. Como si necesitaran hacer eso para sentirse bien, supongo que por lo que siempre viene a continuación.