Anatomía Uno

Anatomía Uno: como si lo de los zombis fuera un cuento para niños con moraleja incluida. Su amigo era bueno, muy bueno. Un gran chico, lo decían todos. Su padre también era bueno. Ambos le daban buenos consejos. Se preocupaban por ella. El extraño no es para ti, dijo su padre. Casi calcando la expresión de su padre, su amigo dijo: El nuevo no es para ti. Se decían cosas del nuevo. Que era zombi, por ejemplo. ¿Para qué complicarse la vida? Búscate a alguien como tú, le decían. Alguien como el amigo bueno. La chica dudaba. El amigo parecía tan bueno, tanto, que le hacía dudar. Cerró los ojos y trató de verlos entonces, al amigo bueno y al chico del que se decían cosas. Todo le pareció diferente, como si sus anatomías hubieran cambiado. Que fuera o no zombi era lo de menos.