Y sin embargo

Y sin embargo, cuando me han pedido unas líneas que ya forman parte del aparato publicitario de nuestro maestro ZZ, lo que he escrito ha sido lo siguiente: Los matrimonios entre humanos y zombis originan defectos hereditarios y contribuyen a la degeneración genética de nuestra especie. Debemos, por tanto, apoyar la prohibición de estas relaciones y fomentar un sistema de zombicastas. (Mi amigo Sebastián, zombiobjetor de conciencia, abogado de la zombiresistencia interior, vomitó después de leer lo que yo había escrito, aunque ahora no recuerdo si eso fue antes o después de que me retirara la palabra).

Un epitafio

Un epitafio para nuestro líder y maestro: ZZ, el último de la dinastía zombi, impuso la endogamia como forma de vida, y el resultado fue una generación de zombis impotentes, eyaculadores precoces, débiles mentales, diarreosos, bajitos y canosos a los que se les cayeron los dientes, por lo que murieron de inanición. (Mi suerte es que este diario no lo leen las bandas zetas ni su corte de seguidores, solo Sebastián).

Diez mil

Diez mil años viva Nuestro Emperador, su Santa Majestad Zeta. Cada mañana le llevan a la cama quince humanas vírgenes. A unas las desflora. A otras se las desayuna. A otras las muerde. Estas últimas se convierten en mujeres zombis, y luego él decide si son apropiadas para formar parte de su zombiserrallo. Allí nacerán cientos de retoños, alguno de los cuales podría ser un futuro emperador zombi. Eso cuentan de nuestro líder ahora. Y yo, la verdad, no sé qué creer. Tal vez quince es un número muy corto.

Rebautizo Z

Rebautizo Z. Nuestro líder y maestro ha dejado de llamarse Z Pop. Ahora debemos llamarle Generalísimo Zeta, o también Zombicaudillo, o Duze, o Zúhrer, y utilizar coletillas tales como Aquel Que Por Donde Pasan Sus Dientes No Deja Crecer La Hierba, o Azote De Humanos, o Zombi Rey Sabio y Zombi Rey Dios. No, es una broma, el que se atreva a decir algo parecido será desmembrado y devorado por su guardia pretoriana. Ahora es simplemente ZZ.