Entrevistas desde fuera, toma 11

Entrevistas desde fuera, toma 11: Mi madre nos prohibió a mi hermana y a mí acudir al baile. Debíamos rezar el rosario. Lo que hicimos fue orar deprisa e ir luego a la verbena. También nos prohibió bailar con hombres, pero yo me agarré al que me gustó y me marqué un pasadoble con él. Hace tanto de eso. Ojalá pudiera levantarme ahora de la cama y bailar. En fin. Mi madre se enteró y nos sacudió con la escoba, a las dos. Como la habitación estaba a oscuras, mi madre nunca supo que quien se llevó la peor parte fue la almohada. Eso sí, gritamos como si nos estuviera matando, para que se quedara conforme. ¿Qué me preguntaba? ¿Los zombis? Claro que creo en los zombis. Ahora hay uno dentro de mí, que me come por dentro. Por eso sigo un tratamiento con radioterapia y quimioterapia. Sí, por aquel entonces ya existían. Yo los oía rezar cada domingo en la iglesia. Y mi padre repetía siempre lo mismo al hablar de política, como un zombi que tuviera el disco rallado.

Alas

Alas zombis que se elevan como hierbas.
Por su alba anatomía de pliegues blancos.
Por verdes y azules cambiantes aguas.

Manos blancas escondidas en las mías.
En su lejanía me tocan y deshacen.

Las hierbas blancas juegan con su nombre.

NZC (New Zombie Culture), toma 10

NZC (New Zombie Culture), toma 10: Según Ernst Jünger, al zombi que entra en conflicto con el mundo en el que vive y del que se alimenta le queda una salida: emboscarse, es decir, refugiarse en el bosque, apoyarse en sí mismo, sobrevivir con sus propias fuerzas. Supongo que ese gran pensador zombi algo asceta no se refería a algo tan mundano como encerrarse en un apartamento con una humana mientras todo se derrumba. Y no con la primera que encontré, sino con la persona que yo buscaba. Pero como dijo otro célebre zombi teutón, Richard Wagner, el amor es lo que hace que el mundo se mueva.