Los destinatarios

Los destinatarios de los agresivos mensajes antihumanos no eran los vivos. Ellos se lo tomaron como un juego publicitario, una broma, una provocación más en un mundo que estaba bastante harto de enfants terribles. Las televisiones de todos los países emitieron grabaciones de carnicerías zombis y los humanos las consideraron falsas películas snuff. Pero los no vivos se las tomaron en serio y no se perdieron ni una: habrían preparado palomitas para cada ocasión de haber podido comerlas.