Al carril de desangrado

Al carril de desangrado llega lo que de otro modo se perdería. Los canales confluyen en un gran depósito, emplazado en el centro de la sala de atronamiento. De ahí cualquiera puede servirse una taza roja o un vaso rojo o llenar una jarra de litro. Y también hay un almacén de pieles, y un cuarto de huesos, y un almacén de embutidos, y una cámara frigorífica para las grasas, y un salón de reposo con televisión y vídeo y revistas y acceso a Internet, y vestuarios, y aseos, y hasta un cuarto para pesarlos.