Cantaba muy bien

Cantaba muy bien, abierta y banalmente, amistosamente, azuladamente. Su garganta escupía canciones gamberras de Z Pop. A los que las habían prohibido no les gustó eso: subieron al escenario y le partieron el ombligo, y la nariz, y la vagina zombi. Con sus bates de béisbol. Porque era joven y tenía sonrisa azul. Luego le enseñaron una nueva canción y le obligaron a cantarla (cerrada y servilmente, obedientemente, constructivamente). La letra decía así: un pie, cinco deditos, dos pies, diez deditos, tres pies, no puede ser.