La cosa va de limpieza

La cosa va de limpieza, de calles sin zetas y de sofás zombis forrados de plasma, de filas de a uno, de ojos quemados y de canciones niñas. Volví a la ciudad como un mendigo, arrastrando el carrito de un supermercado, con el pelo enmarañado y sucio y tan solo como una noche zombi. Nadie se dio cuenta de que yo había vuelto porque no me marché como Ulises. Las farolas extendieron sus cuellos amarillos para evitar saludarme. Dormí debajo de un puente y sobre un banco y en un portal. Y comí ratas.