Foster Wallace se suicidió

Foster Wallace se suicidió y yo no acababa de entenderlo. Un humor constante, fino y corrosivo, recorre sus libros de una punta a otra. Escribir para evitar volverse loco. Eso es algo que ya sabía. Pero ahora entiendo otra cosa. Escribir con humor es como nadar en el Atlántico, en mitad de una tormenta. Lo haces para evitar ahogarte.
Después de decir eso, Sebastián me pregunta: ¿te has comido últimamente a algún yonqui? Deberías pasar de ellos. La morfina que corre por sus venas te vuelve apático y tristón.