Moscas y elefantes

Moscas y elefantes. No van de la mano, no salen de noche, no se acuestan juntos. Nada hay que puedan decirse. No encuentro el modo de comprendernos, de tener intimidad. No hay nada.
La puta a la que explico esto en un callejón me dice que todos decimos lo mismo. ¿Todos los zombis decimos lo mismo?, pregunto con ironía. Hombres, zombis, todos sois iguales, responde. Pega la espalda a un muro y, de pie, abre las piernas. Treinta euros, nada de morder y no pretendas que finja, añade.