Como un rayo

Como un rayo. Con una fuerza parecida y una luz parecida y una velocidad parecida, así ardió la mujer zombi, así la sacudió la tormenta. A partir de ese día no pudo apartar los ojos de un hombre. Quiso vengarse. Durante la siguiente tormenta, ella clavó la punta de un rayo en el suelo y allí lo dejó. Una arteria ramificada y tortuosa, desnuda, que lo ilumina todo de día y de noche.