Sucedió tan deprisa

Sucedió tan deprisa. Le di a entender que nos habíamos encontrado por casualidad. Cuando íbamos a despedirnos, Vera acercó una de sus mejillas. Puede que fuera un beso de compromiso. O puede que no. Son estupideces que se cometen. Impulsos. Luego no hay vuelta atrás. Abrí la boca todo lo que pude. Ahora la echo de menos, Vera ya no está al otro lado de la ventana.