Sigo echándole imaginación

Sigo echándole imaginación, tanta que ahora formo parte del aparato publicitario de Z Pop. Debo escribir historias de amor zombi que acaben bien. Como la de mi idilio imaginario. Algo como esto:
Terminamos y volvemos a empezar, como si no hubiera otra cosa en la vida que sudar, frotarse y gemir. Mi perfecta mujer zombi y su dormitorio. Plata combinada con esmalte de colores en collares, colgantes, pendientes, anillos, esclavas y pulseras. Hay un baúl que cambia de forma: dibuja en la pared de la habitación la sombra de un dinosaurio, o de un barco, o de un coche, o de una estrella, o de un caballito con silla de montar.
Quién dijo que los zombis carecemos de gusto, sensibilidad e inventiva.