Ella cambió

Ella cambió. Al principio parecía tímida, insegura, alguien incapaz de creer que un zombi se hubiera fijado en ella. Él la siguió durante algún tiempo, y eso provocó que la humana lo rechazara en varias ocasiones, cada vez con mayor hosquedad. Pareció entonces una reina de hielo, distante, soberbia. Quizá se había convencido de que provocaba una atracción irresistible en los zombis. Luego se extrañó al llegar al matadero de humanos: ningún zombi le prestaba especial atención. Y de nuevo se sintió más cerca de la que era antes. Porque en la fila era una más.