La adolescente

La adolescente adquirió plena conciencia de que su zombi favorito, el guapo de sonrisa y modales perfectos, estaba sentado a un palmo de ella. Estuvo a punto de tocarle, incapaz de frenar sus impulsos, de acariciar sus mejillas recién afeitadas y rociadas con Seduction Pour Homme Tentation. Qué loca estás, se dijo. Desvió los ojos al suelo, ya que empezaba a hiperventilar. Se encendieron las luces. Ella se dio cuenta entonces de que su zombi favorito no la había llevado al cine, sino a un matadero.