Sigues enfadada

¿Sigues enfadada?, le preguntó el zombi de sonrisa perfecta. Ella respondió que sí, mucho, muchísimo, él ni se imaginaba cuánto. No era para menos. El día anterior había invitado a su mejor amiga al cine. A ella no, a su mejor amiga, que ya no parecía tan buena amiga. La muy zorra. ¿Me perdonas si te pido disculpas?, dijo él. Ella respondió que sí, siempre que el arrepentimiento fuera sincero y él también la invitara a ver la peli romántica de vampiros basada en una novela de Meyer. Lo que tú digas, mi amor, dijo él. A ella empezó a latirle el corazón muy deprisa. Aunque luego, en la misma dependencia del matadero en la que estuvo su amiga del alma, latió aún más rápido. Mucho más. Bastante más.