No te escapes

No te escapes, dijo la siguiente chica. El zombi guapetón la miró de reojo y preguntó: ¿qué quieres saber de mí? La joven quería conocerle, simplemente eso, y la pregunta que se le ocurrió para averiguar quién era por dentro aquel malnacido de tan buena planta fue: ¿cuál es tu color favorito? Ella pronunció cada sílaba muy despacio y con gran formalidad, como si lo que estuviera en juego fuera otra cosa, quizá el secreto de la vida eterna. El zombi sintió el impulso de responder: rojo, rojo como la sangre. Pero se contuvo. También quiso decir negro, pero lo que dijo fue: blanco, porque el blanco es puro, el blanco es la suma de todos los colores. Ella sonrió y enseñó una inmaculada hilera de dientes blancos. Más tarde, todo cambió de color.