Una humana, acerca de un zombi (2)

Lo que más lamento, más que cualquier otra cosa, es que estoy segura de que nadie ha disfrutado de mí del modo que el zombi podría hacerlo. Ni yo creo haberme alegrado ni entristecido tanto antes, porque nunca he sentido algo parecido a lo que vivo ahora. Ninguno de los hombres que me tomó me hizo sentir las convulsiones que el zombi provoca sin ni siquiera tocarme. Ninguno puede siquiera aproximarse a hacerme sentir algo parecido a esta incertidumbre, a un hambre que me consume, a una inconsolable pena que no tiene fondo y a una alegría que tampoco conoce límites. No sé muy bien cómo llamar lo que el zombi excita en mí.