Una humana, acerca de un zombi (5)

He intentado varias veces precisar cuándo empecé a ver a los zombis de otro modo. Sé cuándo fui por primera vez consciente de lo que me ocurría con él, porque ese momento llegó como algo parecido a caerme y sentir un fuerte dolor tras el golpe. Pero si echo la vista atrás, si examino el tiempo transcurrido desde la primera vez que hablamos en una cafetería y el instante en el que mi estómago empezó a retorcerse a causa de la ansiedad que provoca su ausencia —su presencia lejos de mí—, todo en ese tiempo resulta equívoco. También creo que de algún modo, antes de la revelación, tanto el zombi como yo nos comportábamos como si hubiera entre nosotros algo más de lo que estábamos dispuestos a reconocer.