El zombi (VI)

El zombi se puso sentimental: Una vez me ocurrió algo parecido a lo tuyo, hice recuento y me llevé una sorpresa. ¿Cuántas veces, desde que nos conocíamos, ella me había preguntado si yo necesitaba alguna cosa? ¿Alguna vez dijo al verme algo como qué tal estás? ¿Cuántas veces me buscó cuando tuvo un problema? ¿Confiábamos el uno en el otro? ¿Nos sincerábamos el uno con el otro? Después de contestar negativamente a todas esas preguntas, no me quedó otro remedio que aceptarlo. Así que no se te ocurra llorar por él.
El zombi le dio un pañuelo, para que se limpiara. El joven había respondido que prefería que se lo hiciera a ella, y ahora a la chica le faltaba el meñique de la mano izquierda.