Había hablado de más

Había hablado de más. También había escrito de más. Sebastián lo conoce todo de mí. Mis gustos culinarios. Mi humor, que no es humor. Mis errores. Mi bisoñez, de la que se habrá reído en silencio. Dónde vivo. Quién es ella. Todo. Sebastián se comportó siempre con mucha educación. Mi amigo, permanentemente encerrado dentro de un inmóvil horizonte. Descolorido, irreprochable, prudente. Debí haberlo supuesto. Los que parten en dos los cuerpos siempre van desarmados. Los implacables nunca se ensucian las botas al pisar entre los charcos rojos. Sebastián, zombi en la sombra. Me siento como si primero me hubiera cortado la lengua y luego la hubiera colocado en su plato.