Eran gente normal y tranquila

Eran gente normal y tranquila. Se acababan de mudar. Parte del tubo digestivo del hombre estaba suspendido en el aire. Llegaba hasta la boca de Vera. El de la mujer lo cruzaba por debajo y moría en mis labios zombis.

Cierro los ojos y vuelvo a sentir vértigo, aquí, entre las estrellas, completamente desnudo y sin aire que respirar, rodeado de frío y materia oscura, a diez mil billones de años luz de cualquier partícula zombi conocida, quemado por la soledad y la casi eterna distancia a la que me encuentro de todo, flotando como una pluma negra y roja, invisible.