Mi novia humana

Mi novia humana. Así la llama Sebastián, con su educada ironía. Sabes mejor que nadie que estás forzando algo que no es natural, dice. Has escrito mucho en tu diario acerca de esto, continúa, de zombis y humanos, pero nada puede con el hambre zombi. Tarde o temprano, siempre sucede lo mismo. De modo que déjate de poesías, de metáforas, de inventar idilios imposibles, de llenarte la cabeza de pájaros. Esta vez sí le replico: Estamos juntos, soy una prueba viviente de que es posible. Sebastián se ríe: Mírate, demacrado, ojeroso, alimentado a base de conejos. Ahora vives en el campo y crías conejos. Por Dios, conejos. ¿De dónde sacaste esa idea? ¿Qué zombi puede aguantar ese régimen? Eres una prueba, sí. Pero no de lo que crees, sino de deliriozombi.