Sucedió en un andén

Sucedió en un andén. A las diecinueve horas y ochenta y cuatro minutos. Era un zombi inteligente. Lo veía todo con demasiada claridad, y al nuevo orden no le gustan los que son así. Iba a desaparecer. Lo llevaba escrito en la cara. Ni siquiera guardaba la precaución de caminar lejos de las vías.