La chica (III)

La chica le pasó un papel doblado en cuatro partes. El joven lo miró asustado. ¿Qué quería aquella loca? Los zetas lo habían dejado claro: nada de hablar entre ellos, ni levantarse de los pupitres, ni mucho menos intentar escapar. Eran rehenes. Y solo había un castigo para el que desobedeciera. Ella estaba a punto de romper a llorar. Señaló el papel con unos ojos que suplicaban al joven que leyera aquella nota. Se interpuso entre ellos el zombi que los vigilaba, que cogió y desdobló el papel. Chica mala, dijo mientras lo leía. Luego añadió: Yo te sacaré de dudas: no.