Palabras

Palabras. Lamenté su ausencia. Creí que a través de las palabras la humana y yo, zombi más que hambriento, nos acercaríamos. No fue así. Hablaron nuestras anatomías. Y a mí, persistente redactor de palabras que adoptan la forma de un diario, no me ha quedado otro remedio que aceptar lo que tantos han dicho: según para qué, las palabras, más que superfluas, son inútiles.