Terminaron también

Terminaron también las lecciones de anatomía. No es necesario que Vera permanezca escondida en mi casa. Quién sabe. Puede que a partir de ahora sea yo quien deba esconderse. Al menos durante un tiempo. Las noches aún pertenecen a las farolas amarillas y a los silencios, pero quien ahora rasga la mortecina luz son los zombis, con sus gemidos. Nuestros cráneos se desmenuzan al son que marcan los bates de béisbol que empuñan los humanos, reunidos en bandas.