Venas

Venas zombis. Escuetas, clarificadoras, responsables, vacías. Todo al mismo tiempo. Se soliviantan contra mí. Me exigen que luche, pero yo soy incapaz. Las venas zombis y los pensamientos zombis son opuestos, se rechazan como peregrinos de diferentes religiones. Sospecho que las venas zombis se confiesan ante mí para que ensamble las piezas que mi comprensión, desgarrada, confunde dentro de mi cerebro. Las venas agitan los brazos en señal de socorro: algo se hunde, algo no va bien. Son tan exageradas. Y tienen tantos principios. Quieren cumplir todo el tiempo. Les puede el superyó zombi. Las venas quieren estudiar oposiciones a lo que sea (shhhhh, y prepararlas en secreto) y aprender idiomas, pero a mi irresponsable cerebro zombi solo le interesan dos cosas: sexo con humanas y comer humanos, esto último sin distinciones de género.