Voy a disfrutar

Voy a disfrutar viendo cómo muere, señor Anderson, dijo el zombi. Luego se abalanzó sobre el humano que se creía el salvador de la humanidad. Se mordieron el uno al otro, repetidamente, hasta que en el suelo de la estación de metro solo quedó carne troceada de ambos. A nuestro líder y maestro le hizo tanta gracia esa escena que ordenó filmar dos secuelas más de aquella película.