Justo antes de perder

Justo antes de perder el conocimiento, desfilan delante de mí los rostros de cada una de las personas a las que aterroricé (justo antes de que las devorara). Algunos sonríen como si posaran para Facebook. Otros tienen la formalidad de los DNI. Son demasiados. No me va a dar tiempo de mirarlos a todos, ni aunque les dedique una centésima de segundo, porque la oscuridad me lleva a ninguna parte. Cuando despierto, mis incómodos visitantes han desaparecido. No sé lo que significa, ni de qué manera ha llegado aquí, pero cerca de mis pies hay un álbum de fotos que tiene todas las páginas en blanco.