Pasión

Pasión. ¿Dónde está aquella pasión? La noche quiere abrirse, respirar de otro modo, pero domina cierto desencanto zombi. Enquistados bancos de piedra, farolas sin abrir, ventanas que emiten una misma luz turbia. ¿Acaso no me explico bien? Ocurre desde que me dieron fuerte en la cabeza. Camino solo por calles desnudas, sin entrañas que morder, y mastico luciérnagas que saben a chicle. Ya no soy un zombi, sino una andrajosa parodia de no vivo. Siento que se acerca el final y cuento los dientes que me quedan en la boca.